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La Elección del 2006 en México, los encuestadores y otros oráculos (Parte 3)

05/03/2012

Por Macario Hernández Garza
5 de Marzo de 2012

Manuel Espino, Pedro Cerisola, los gobernadores priístas y Elba Esther Gordillo

El mismo Manuel Espino acepta en entrevista con Álvaro Delgado, relatada en el libro El engaño prédica y práctica del PAN[1] (págs. 284 y 285), cómo hizo el pacto con algunos gobernadores priístas a cambio de impunidad para éstos. Y señala que producto del pacto con los gobernadores priístas hubo lugares donde el resultado electoral obtenido por el PAN era impensable.

Curiosamente, los defensores de la legalidad de las elecciones de 2006 hacen caso omiso de las evidencias de la intervención ilegal de algunos actores políticos, tan documentada en periódicos, libros y en internet, en sitios como Youtube.

Intervenciones como las mencionadas en los dos anteriores posts de esta serie: las 234 encuestas que el gobierno federal realizó con dinero del erario -55 por ciento de las cuales eran electorales y, seguramente, fueron utilizadas en la estrategia electoral del entonces candidato Felipe Calderón-; la conformación del Consejo General del IFE por el PRI y el PAN; el acuerdo PAN-Televisa para aprobar la Ley Televisa a cambio de subir el porcentaje de preferencia electoral en las encuestas; la relación IFE-Reyes Heroles-GEA-ISA; la intervención de Elba Esther Gordillo, mediante la apretada de tuercas vía telefónica a los gobernadores priístas, como Eugenio Hernández, entonces gobernador de Tamaulipas, para la intervención ilegal en la elección de 2006 a favor de Calderón.

Es de suponer que a los gobernadores panistas no había la necesidad de convencerlos para que intervinieran ilegalmente a favor de Calderón.

Al día siguiente a la elección, Pedro Cerisola le hizo una llamada al entonces gobernador de Tamaulipas, donde le agradece la intervención en las elecciones, incluso le dice “te sobregiraste”, al referirse, seguramente, a la intervención electoral de Eugenio Hernández a favor de Calderón.

Hay algunas preguntas que nosotros, los irracionales -según Woldenberg-, nos hacemos. Si GEA-ISA, «prestigiosa» encuestadora de los chicos Reyes Heroles, y una de las consentidas del PAN, siempre le dio amplia ventaja a Calderón sobre López Obrador en las encuestas preelectorales de 2006, tanto que en la última encuesta -segunda quincena de junio de 2006- GEA-ISA le daba a Calderón 5.2 puntos de ventaja sobre Obrador (votantes probables); situación similar se daba con Arcop, de Rafael Giménez Valdéz (amigo muy cercano de Calderón), este le daba 4.9 puntos de ventaja a Calderón sobre Obrador (FCH 38.7; AMLO 33.8) en preferencia efectiva –pág. 233 del libro 2 de Julio[2] de Tello Díaz–

Ante los datos dados en el párrafo anterior, resultan, ahora sí, irracionales y extraños los apuros de Elba Esther Gordillo y Manuel Espino por acarrearle votos ilegales a Felipe Calderón.

¿Para qué andar mendigando votos ilegales Manuel Espino y Elba Esther Gordillo? cuando sus chicos maravilla de las encuestas le daban a Calderón cinco puntos porcentuales de ventaja sobre Obrador. O bien en el PAN son unos auténtico imbéciles, ya que teniendo cinco puntos de ventaja todavía se dedican a hacer alianzas innecesarias y extremadamente onerosas con la Gordillo y los gobernadores priístas; o bien, esos cinco puntos de ventaja de Calderón sobre Obrador eran simple ficción, una mentira más de los políticos del PAN y de las casas encuestadoras. Yo como buen irracional, y hombre de fe, me inclino por la segunda.

De la misma forma, ¿por qué se negó Felipe Calderón al recuento total de los votos? si la mayor parte de las casas encuestadoras en sus encuestas de salida y conteos rápidos le daban amplia ventaja a éste sobre López Obrador. Una ventaja mayor a la que señalaba el TEPJF de 0.56 puntos porcentuales. Lo único que lo puede explicar es que esa ventaja era de papel, sólo estaba en los reportes de algunas casas encuestadoras, eran valores inventados, o digamos, sembrados.

Al igual que con la opinión dividida de que en las elecciones de 2006, éstas rechinan de limpio, y la contraria, de que hay fraude, con las casas encuestadoras ocurre una situación similar: las opiniones se dividen entre si hay manipulación en las cifras de algunas casas encuestadoras o no la hay.

El día de la elección presidencial, cuando empiezan a aparecer los resultados de las encuestas de salida y de los conteos rápidos y éstas señalan un candidato ganador por la mayoría de las casas encuestadoras, el resultado se toma como Vox Dei, sin cuestionar, sin analizar si los datos son creíbles o no. Se apela al prestigio de las casas encuestadoras, a la fe –diría Woldenberg- impuesta por los medios de comunicación. ¿O qué? ¿Aquí no aplicaría la etiqueta? como si éstas no pudieran mentir, como si la política de estado no pudiera corromper también esta instancia.

Las encuestas probabilísticas en sí, son un instrumento confiable cuando se realizan correctamente y por encuestadores honestos. Desgraciadamente, el grupo de encuestadores “reconocidos”, como les gusta llamarse a sí mismos, y que generalmente son los que realizan las encuestas presidenciales en México, es un grupo ligado al poder. Lo menos de lo que se les puede acusar es el silencio cómplice de las manipulaciones que realizan sus compañeros encuestadores.

En cuanto seminario de análisis de encuestas electorales se desarrolla, invariablemente uno o varios ponentes repite la siguiente frase: Las encuestas electorales llegaron para quedarse. Creo que la frase está incompleta, yo afirmaría: Las encuestas electorales llegaron para quedarse y engañar. Al menos esto sucedió en la mayor parte de encuestas electorales presidenciales del 2006 en relación con las casas encuestadoras “reconocidas”, como les gusta ser llamadas.

Otra frase célebre, o más bien frase hecha, es la siguiente: las encuestas electorales son una contribución a la democracia. Cuando normalmente las encuestas electorales se han utilizado para engañar y, mediante este engaño, tratar de dar legitimidad de manera artificial a candidatos en apuro, como fue el caso de Felipe Calderón en la elección presidencial de 2006.


[1] El engaño prédica y práctica del PAN de Álvaro Delgado Editorial Random House Mondadori Primera reimpresión: noviembre de 2007 ISBN:978-970-780-739-6

[2] 2 de Julio. Carlos Tello Díaz. 2007, Editorial Planeta Mexicana. ISBN: 970-37-0315-1

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